lunes, 11 de octubre de 2010

EL ORO NO SE COME

El precio del oro está por las nubes. Parece que en tiempos de crisis, la gente que tiene dinero no se fía de nuestros euritos de cobre (cuando se oxidan están horribles los centimillos, pobrecillos) y prefieren tener a buen recaudo sus capitales en forma de deliciosos lingotes de oro. ¡Cómo brillan, como relucen bajo la luz de la sucursal bancaria! Este noble metal guarda como una de las características que lo hace tan valioso la capacidad de resistir a la oxidación. Por eso en los galeones sumergidos desde los siglos en que los piratas navegaban a sus anchas por los mares del mundo, se encuentran incorruptos los doblones, los maravedís y otras prendas por las que pierden el sentido los actuales cazatesoros.
Mirando como las cabras están pastando, pienso: pero el oro no se come. Imaginemos que por cualquier causa (guerra, accidente nuclear, meteorito gordo que se nos viene encima...) nos viéramos en medio de una hambruna. Imagino un grupo de regordetes jefes capitalistas avanzando por el camino hacia mi casita. Tendrían mucha hambre, pues no habrían podido comer nada, los supermercados estarían vacíos, falló el transporte...ven mis cabras y mi huerto. ¡Salvados! Quieren comida...me ofrecen los eurillos oxidados...digo que no. Se miran entre ellos desconcertados...me ofrecen entonces unos lingotillos de oro, tienen mucha hambre, vienen desde la ciudad, "esto no lo puede rechazar"...
Pues va a ser que no. Queridos jefecillos de oficina, gerentes de supermercados, banqueros y demás engreídos...el oro no se come. Si os doy mi leche, mi verdura y mi aceite, tendré vuestro oro, pero no me lo podré comer...Entonces el hambre la pasaré yo.
Ir acumulando oro, chatos, que cuando llegue el momento, aprenderéis aunque sea a la fuerza el valor de las cosas humildes, el valor de la tierra.

Este cuentecillo se lo dedico a un par de jefecillos gordos y sebosetes que conozco, y que son muy, muy desagradables...)

4 comentarios:

aricorural dijo...

con tu permiso se lo dedico al mio tambien, uno que algun dia,como dijo un gran jefe nativo americano, se dara cuenta de que el dinero no se puede comer.

adry dijo...

Lo as clavao, bonito texto, se lo tendrian que leer todos los ricos mal criados.


http://finca-adral.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Lo malo es que esos jefecillos terminarían robándote tus alimentos y a eso le llamarían sociedad civilizada.

Guiomar

Robin dijo...

Saludos Guiomar. Para robarme mis alimentos, conseguidos con mis propias manos, tendrían que luchar con nosotros antes. Y no precisamente de modo metafórico.