ANTIBIOTICO NATURAL: EL AJO

¡Ay el ajo...! Cuántas virtudes, cuánto rechazo...La gente mayor de campo antiguamente se lo comía a mordiscos, con pan con aceite. A nadie importaba su olor, indicador de sus virtudes. Porque el ajo tiene extraordinarias propiedades antibióticas. Previene y detiene el desarrollo de virus y bacterias en nuestro organismo. Es además un hipotensor, o sea, que baja la presión arterial, propiedad muy adecuada para los tiempos que corren. Pero, su olor...

Lamentablemente, la gente que trabaja cara al público tiene un problema con el consumo de ajo. Su fuerte olor, que es signo de las sustancias activas que contiene, espanta no sólo a los vampiros, sino a los clientes, y hace que los jefes pongan cara de reprobación ante el empleado consumidor de tales bulbos. ¿Será el olor a ajo de un empleado motivo de despido procedente?

Para que sea efectivo, el ajo debe ser consumido de manera continuada. Nada mejor que para desayunar meterse entre pecho y espalda una tostada con aceite y con un ajo restregado por encima. Eso sí, como luego tengas reunión en la empresa...puede ser glorioso.

Como los camperos estamos libres de tales servidumbres, podemos usar el ajo como consideremos oportuno. La verdad es que la gente mayor te recomienda su uso en todo tipo de platos y salsas: es ingrediente imprescindible de un buen alioli, está en guisos, en sopa y en crudo, que es, como hemos indicado la mejor manera de disfrutar de sus propiedades. Si sois propensos a resfriados, gripes y demás enfriamientos, comed ajo a destajo. Os pongo de nuevo la foto de los ajos gigantes que nos regaló Peret1945, y que ya están plantados hace días. Si esto son los dientes, cómo seran las cabezas...