jueves, 23 de diciembre de 2010

¿QUIEN LEVANTÓ LOS OLIVOS?


Eso le preguntaba el poeta Miguel Hernández a los aceituneros altivos de Jaén. Hoy en día, la pregunta más bien debería ser: ¿quién quiere acabar con los olivos? Esta tarde han comentado en un programa agrario que los olivareros andaluces están pensando en dejar las olivas sin recoger, en los árboles: el precio que les pagan, como siempre, como maldita sea siempre, no cubre los gastos de producción. En concreto, es el precio más bajo de la última década.
Esto ya me ha encendido la sangre. Hoy hemos llevado al molino 227 kilos más de olivas. ¿Sabéis el trabajo que da recoger olivas? ¿Sabéis lo que tardan en formarse, desde que ves salir la flor en la rama, hasta que van creciendo, se hincha, las ves madurar, sufres si no llueve porque se arrugan, al día siguiente llueve, y se vuelven a hinchar, te paseas debajo de los árboles, los acaricias...?
Nosotros tenemos bastante con colmar nuestras necesidades. Pero el amor por estos frutillos negros como el azabache ya se nos ha metido en la sangre. Algo tiene el olivo de mágico, te entra en el alma y te enamora. Decidme: la gente de la tierra que ha vivido de esto tantos años, ¿qué tiene que hacer? ¿Qué pretenden, que acaben arrancando de la tierra árboles centenarios porque ya no son rentables?
Quieren acabar con todo. Todo es ya estéril: no es rentable la agricultura, no es rentable la ganadería. Y aquí, nosotros en nuestro rincón, velando por la fertilidad de la tierra...

4 comentarios:

Otiñar dijo...

Buenas noches Robin, por aquí un aceitunero de Jaén. Por aquí poca aceituna se deja sin coger, y eso que todo, todo, todo lo que se ve son olivares. El problema es que no para de llover y la aceituna caida al suelo tiene un precio más bajo y cuesta más dinero y tiempo recogerla. Como siempre, el que tiene miles y miles de olivos, que sólo con la subvención que da la UE, ya tiene una fortuna, le da igual el precio de la aceituna ya que siempre gana, el que sufre todo esto es quien debe dar el jornal para poner un plato caliente a sus hijos, a estos últimos les están bajando los jornales. Luego está el que tiene un ciento o dos de olivas que cueste lo que le cueste recogerlas, lo hace ya que lo poquito que saca lo arrima a su casa para poder ir tirando. No creo que se deje aceituna sin coger y más con lo necesitada que está la genta.

Un saludo y si no nos leemos antes, felices fiestas.

Robin dijo...

Buenas noches, Otiñar. Entramos entonces en un tema que planteé una vez en un foro de agricultura y ganadería, y se armó un poco de lío: ¿la información que dan los medios está manipulada, y los agricultores y ganaderos "lloran" ya por costumbre, y en realidad están "forrados"? Yo por aquí veo a todos los agricultores con coches relativamente nuevos, varias casas, muchas tierras...ya te digo, lo comenté en un foro y se me tiraron a la yugular...todo el mundo desaconseja iniciar negocios ganaderos o agrícolas...¿para eliminar competidores?
Un navideño saludo.

anfiaro dijo...

VAMOS A Ver eso se planteo el año pasado ya que habia un monton de aceite sin vender en granada y jaen y te lo digo ya que pertenezco a la rectora de una importante cooperatirva oleicola y se planteo eso por supuesto a quien le conviene eso pues a los de siempre la duquesa de alba, nicolas osuna y cuatro como estos que cogen de media 1000 millones de subvencion solo por estar pasenadose y en efecto el precio del aceite oi por oi no es rentable el kilo de aceituna sale de media a 0.30 centimos la mitad justo que hace 5 años y seguira bajando por supuesto ahora mismo con la subvencion que no las veo para nada justas mucha gente va tirando pero otra se esta forrando en fin sigo nosotros no lloramos por llorar es que de verdad esta dedicado a esto lo sabe como esta el tema y acabo de recibir noticias de sudamerica todabia mas desalentadoras para los proximos años en fin un saludo

Robin dijo...

Es todo desalentador. Mientras tanto, otros se forran con chorradas: ahora están de moda unas judías que llaman del ganxet, y se puede llegar a pagar por ellas hasta 1.000 euros el kilo. La estupidez humana no tiene límites.