lunes, 31 de enero de 2011

LOS CONSTRUCTORES


Desde luego, nadie podrá negarnos el título de constructores a mi marido y a mí. Es que no paramos. Hoy hemos pensado en seguir haciendo pared en el talud, para marcar un camino ascendente y así las cabras no bajarán a galope tendido por el margen (en principio). Hemos usado unas piedras rojas muy decorativas, que dan cierto aire pirenaico al talud.
Hay dos tipos de masones (constructores en francés): los que se dedican a la masonería especulativa, o sea, a pensar principalmente, dándole al seso con temas sobre el templo de Salomón, Hiram Abif, el hijo de la viuda y el Gran Arquitecto del Universo, y los masones operativos, o sea, los que le dan a la piedra, y se dedican a construir manualmente cosas. Nosotros somos básicamente de los segundos, porque nos gusta realmente hacer obras. Y eso que vamos en contra de la segunda ley de la termodinámica, que dice que la entropía del Universo aumenta quieras que no, y que el desorden se impone a marchas forzadas. Espero que algún día tengamos nuestra recompensa, porque mira que destruir es fácil: se tardan segundos en acabar con las obras más hermosas. Pero construir cuesta un huevo, sino que me lo digan a mí, que me he cansado hoy de llenar carretillas de piedrecitas rojas, y a mi marido, que las transportaba a pie de rampa.
Es bonito construir. Por eso os comentaba una vez que debe existir un Bien Absoluto, que impulsa a ciertas personas como nosotros a ir en contra de las leyes de la Física de este mundo, y gastar nuestras energías en cambiar piedras de posición. Aunque, bien pensado, igual en vez de Bien Absoluto, lo que somos es un Coñazo Absoluto que no nos estamos quietos ni a la de tres. En fin, no sé, bonito queda. ¿No?

1 comentario:

renasci dijo...

que bonito esta quedando!!