Aquí no se tira ná, así que los hijuelos más pequeños que salen al lado de los calçots son también cocinados. Probé a hacerlos de la siguiente manera: como son muy pequeños para hacerlos a la brasa y quedarían chuscarrados, los he rebozado. La masa del rebozado es harina con agua, que quede una pasteta tipo tempura japonesa. Se cortan los extremos más verdes de los mini-calçots, se les limpia un poquillo la tierra que llevan, se les corta el extremo más duro cercano a la raíz y se rebozan, para freírlos inmediatamente a fuego muy lento, porque si no la cebollita quedaría dura. Servidos en el apetitivo junto a unas olivitas arbequinas aliñadas...yo es que no puedo, ¡esto es el paraíso de las delicatessen!
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