lunes, 21 de marzo de 2011

ROBIN EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS


Lewis Carrol escribió Alicia en el país de las maravillas, un cuento supuestamente infantil que a mí, cuando era pequeña, no me gustaba nada. Vaya cuelgue que lleva el colega-pensaba yo sobre el autor de tamaño dislate. La verdad es que por lo que he leído después, más bien parece que el escritor estaba supuestamente bajo los efectos de algún tipo de estupefaciente; de hecho, lo de ver cosas más grandes de lo normal, y luego más pequeñas, o al revés, y ver engendros como los que describe el amigo, es uno de los síntomas de la ingestión de ácido lisérgico, el LSD, presente en tantos hongos alucinógenos.
De la historia, lo que más recuerdo es un gato que estaba sobre la rama de un árbol, y que aparecía y desaparecía, a veces dejando una sonrisa muy grande. Pues aquí tenemos uno parecido, además blanco. A veces, cuando pasas por debajo de un árbol y no lo ves, te pega sustos, porque con la pata te suelta unos mandobles en la cabeza.

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