viernes, 6 de mayo de 2011

EXPLORANDO LIMITES(III): LA MISTICA



Hemos llegado a la cima: el camino ha sido horrible. Aguantando el dolor de la pierna contusionada; encima, he subido en pantalón corto: todas las hierbas me pinchan, me hieren. Llega un momento en que el humor cambia: todo molesta, el hombre, los animales que te acompañan. Empiezas a encontrarte mal. Quien me mandará meterme en estos líos...maldita sea. El paisaje: se domina todo el horizonte. Al sur, los Ports; al este, el Montsant. Hace viento. Una neblina que viene de la costa atenúa la luz del sol. Miro hacia el norte: no se ven los Pirineos.
El regreso: duele la pierna. Estoy al límite. Pero hay que seguir: ¿y si de ello dependiera la vida? Imaginemos situaciones de peligro: una tormenta fuerte, nos hemos perdido, no tenemos agua ni comida...hay que seguir. Llega un momento en que no puedo continuar: los matorrales me han herido las piernas, y me duele ya mucho la rodilla. Me paro, estoy enfadada, hago que mi hombre se aleje de mí: me quiere ayudar, y aún es peor. Aparecen las malas respuestas, los enfados. ¡Llévate los animales y déjame sola!
Pero estar sola es cuestión de dos minutos: mi guardia pretoriana, mis perras Troya y Kira, inquietas porque no sigo, vienen a buscarme. Me lamen y me preguntan con los ojos ¿no vienes? Así que me levanto, y sigo.
El dolor...el dolor puede llevarnos al éxtasis. Es curioso, pero es así. Nos lleva a los límites de nuestro propio ser corporal. No puedo...pero sigo. Sigo porque me duele, y este dolor me hace sentir bien...porque me da fuerza. La fuerza que emana de la montaña es la que me hace seguir. Yo y tú, solas, pero yo seguiré.
Y al final, cuando llegas al punto máximo de éxtasis, la gran, la definitiva verdad:
Cuanto más sola estoy,
más fuerte soy.
Somos una sola cosa, la montaña y yo.
Pero...afortunadamente, abajo, esperándome, está él, el amado. No estoy sola.

9 comentarios:

Dorisalon dijo...

Pura literatura... Un abrazo y recupérate!

Robin dijo...

Gracias Dorisalon, no me dirás que no transmite sufrimiento...aggg, me he pinchado con todos los romeros y pinchos del mundo, Dios mío...

i dijo...

Pues que maneras de experimentar la mística!
Con perdón.
Ni en los monasterios Zen con los suribachi!

Robin dijo...

Pues sí, la verdad es que anida en mí cierto componente de placer en el dolor en el que tengo que profundizar. Igual soy la reencarnación de Torquemada...pervesilla... Investigaré qué son los suribachi, a ver si encuentro nuevas fuentes de inspiración...espiritual...
Mi marido no se deja azotar, de todas maneras.

Robin dijo...

Mira que soy malilla...

i dijo...

Me equivoqué. El suribachi es el mortero para hacer gomasio. Buenísimo, por cierto, el gomasio: 17 partes de sésamo recien tostado, sin quemar, y una de sal. Molido con el "suribachi" o tres cortas sacudidas de molinillo de café eléctrico. Mas lo queman. Para ensaladas, como sustituto de la sal, dándoles también un gusto delicioso.
Quería decir Kyosaku, o Keisaku. Bastón que se usa en meditación zen, principalmente para destensar la musculatura en sesiones largas, con breves golpes en los trapecios superiores, que producen ese efecto.
Visto desde fuera, sin conocerlo, parece un instrumento de castigo. Sobre todo por los "clecs" que se oyen al usarlo.
Aunque el Zen seria poco místico según el concepto católico de mística.

Robin dijo...

Estas artes orientales son desconocidas para mí. Tampoco conozo a nadie que las haya practicado y o las practique. El tema de la meditación también me es desconocido. Aunque no hace mucho estuve hablando con una mujer que estuvo en la India practicando meditación con un maestro y...me explicó una cosa que no revelaré, al ser experiencia de otra persona, pero era yuyu total. Pura lectura de pensamiento del alumno por parte del maestro. Ella no se lo había explicado a nadie, porque dice que nadie cree sus experiencias: pero mira, a mí me lo dijo.

i dijo...

Yo conozco unas cuantas, de orientales, y de occidentales. Las he practicado intensamente y con menos intensidad. En el tema de la meditación, puedo dar clases, como ya he hecho. Conozco varias tradiciones y métodos.
Eso de la lectura de pensamiento, en otro lenguaje se le llama sincronía. O visión. A mi también me han sucedido. Y mas. Pero eso son "accidentes" del camino, no la linea principal, que seria acceder a estados de conciencia más profundos.
Seguiremos si quieres o queréis.

Robin dijo...

Gracias por tendernos tu mano, Out of the Time. Mi marido no sigue estos senderos: es un hombre terrenal, un Leo físico y conocedor de los cuerpos. No es receptivo a las experiencias trascendentes. De todo lo que he explicado en la entrada, él no sabe nada: simplemente, era una excursión por la montaña y me dolía la pierna. Él capta las fuerzas de otra manera.
Yo voy perseverando en el camino, sola. Nunca tuve maestro, ni guía. Hubo una época en que lo busqué. No lo encontré. Tú verás...en tus manos lo dejo.