martes, 3 de mayo de 2011

GUARDIA PRETORIANA

La observación de animales, ya de por sí dificultosa, se transforma en un peñazo cuando te siguen a todas, a tooooodas partes, estas dos petardas de perras que tengo, y el plomo del caniche, que no me dejan ni a sol ni a sombra. De ahí que en la foto me veáis como con cara de cabreo y gesto de resignación, porque no hay manera de acercase a ninguna mariposa sutilmente: en cuanto estoy a punto de poder ver los dibujillos de las alas, oigo detrás mío un jadeo y los pasos de un trotecillo cochinero: y ahí están mis perritos, que espantan a todo bicho viviente, y nunca mejor dicho. A veces me enfado mucho y les grito para que se alejen; pero al momento, al ver su cara de espanto y de incomprensión ante mi reacción, las llamo en seguida, y vienen con la cola baja, como si hubiesen hecho algo muy malo, y entonces yo me disculpo con amables palabras; al momento lo entienden, y vuelven a brincar contentos a mi alrededor. ¡No pasa nada! Ya encontraremos más mariposas, y bichos, y pájaros. Ahora es el momento de estar todos juntos...

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