lunes, 9 de abril de 2012

MAR DE HABAS

Las matas de habas, regadas por la vivificante lluvia, parecen un mar. Se mueven, ondulantes, con el viento. Su color glauco ofrece cambios de tono continuos, en una sucesión de olas: verde, gris, azulado. Si se suma la luz del ocaso o del amanecer, se crean unos efectos deliciosos, que junto con el rielar de los rayos de sol en las gotitas de rocío mañanero, pueden transportarnos a dimensiones fabulosas.

Poética aparte, las matas de habas están exuberantes. No hay asomo de plagas: de momento, salutíferas realidades en flor...y algunas vainas que apuntan maneras. Pronto, las habillas estofadas...

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