martes, 26 de junio de 2012

¡YA TENEMOS AJOS!

¿Os acordáis que os comenté que este año la cosecha de ajos había sido...pírrica? ¿Y qué importa? Nuestro monje shaolín Jacob ha dado con un lugar en el que crecen los ajos silvestres tan ricamente, así que los hemos ido a recolectar, no todos claro, sin esquilmar, y ya tenemos los ajos del año. Nos ha dado ideas para conservarlos: ponerlos en aceite. De manera que los dientes se mantienen tiernos y el ajo se aromatiza, adquiriendo las propiedades del bulbo.


Fernando, burgalés de pro, ha intentado hacer honor al noble arte del trenzado de cabezas ajiles, pero parece que no acaba de salir del todo bien. No importa: la intención es lo que cuenta.
Me indica Jacob que este ajo, no tan agresivo como el cultivado, se da en trocitos a los perros periódicamente para desapasitarlos internamente. Él lo hace con los suyos. Y también las personas debemos hacer tal cosa. El ajo silvestre es más suave, más amoroso, pero guarda el sabor de la tierra y la humedad que consigue arrancar del entorno en un bulbo jugoso, que gotea agua al cortarlo. Increíble ejemplo de supervivencia y adaptación al medio.



2 comentarios:

Eulàlia dijo...

muy muy interesante......ala todos a desparasitarse con ajos .....yo lo voy a probar ,como estoy de depuracion....el ajo lo usare de mi macetohuerto ;) fuera yuyus quimicos.....hoy he estado en una tienda de productos biologicos ,tenian fruta y verdura ecologica....deberian llevar incrustadas diamantes por que el precio era lo mas exagerado que he visto nunca ....he quedado flipada durante un rato....

Robin dijo...

Piensa que el ajo adecuado es el silvestre, que es más suave y mejor tolerado. Cuando vengas, te llevarás una ristra¡¡¡¡