martes, 21 de agosto de 2012

BIOQUIMICA SUTIL

Me sigue pareciendo de una fuerza extraordinaria la energía de color que irradian los tomates. Rojo y verde, bajo el sol del estío. Es energía pura del espectro electromagnético. Indudablemente, comer cosas de colores tiene que influir en nuestro organismo, de una manera u otra: las longitudes de onda son diferentes según el color...sutiles energías que deben intervenir en la íntima bioquímica celular. Si supiérais cuan sutil es la materia de la vida...el ADN en una doble hélice unida por la fuerza debilísima de unos enlaces que parecen, simplemente, acariciarse, pero que se transforma en una unión fuerte porque son muchos los eslabones que, juntos, tejen el entramado cromosómico...

4 comentarios:

Beatriz dijo...

Mi más sincera enhorabuena. Me parece fantástico este blog en el que habéis dedicado mucho tiempo para explicar vuestras aventurillas.

Soy una amante de la autosuficiencia y aspirante a vivir como vosotros, y me encanta aprender de lo que escribís. Sois un ejemplo para muchos.

Mil gracias.

Beatriz

Robin dijo...

Nuestras gracias a tí, por leer lo que aquí comentamos, porque sin vosotros, sin tí, Beatriz, esto no tendría sentido. Nuestro deseo es que sepáis que SE PUEDE, es duro, sin duda, pero SE PUEDE. Y es hermosísismo.

Beatriz dijo...

Hoy leía unas páginas del libro "el monje que vendió su ferrari" y me sonreía por dentro. Las páginas de hoy hablaban sobre dónde reside la felicidad y básicamente decían que uno tiene que encontrar su pasión en la vida y dedicarse a ella. Cuando uno siente que hace lo que le dicta el corazón es cuando encuentra su camino, y para aquellos que estimamos la naturaleza y deseamos vivir, sin duda la vida en el campo de una manera casi autosuficiente es la mejor opción.
Sé que es muy atrevido, pero me gustaría, no sé cuándo, poder visitaros y conoceros en persona.
Un abrazo.

Robin dijo...

No te negaré que la visión de ciertas criaturas mecánicas automóviles me hacen pensar en cosas malvadas, como montar una empresa según las directrices del capitalismo al uso. Sin embargo, la pereza que me daría dejar de ordeñar, cuidar el huerto, sembrar, recoger, regar, salir a pasturar, hacer las mil y una bajo este solanaje de justicia, amén de pensar en lo mal que me sentiría explotando a los congéneres, hace que siga en la tarea autosuf. Y mucho humor, que a veces hace mucha falta.
Pero es que, al final, es el fondo de aquella sonrisa etíope que cantaba Pepe Rubianes. Por supuesto puedes venir cuando quieras.