jueves, 1 de mayo de 2014

DE SIDRINAS Y OTRAS PROFECIAS

En la entrada anterior hablábamos sobre la referencia de que  nadie es profeta en su tierra. La sidra tampoco está en su tierra, pero doy fe que es acompañamiento exquisito de una fideuà con la cual celebramos que estamos vivos y que de momento vamos entendiendo mejor cómo funciona el mundo. Doy las gracias a Javier Negrete y sus libros Roma invicta y Roma victoriosa, y al lictor que me las narra tan gentil como apasionadamente. Amén de realzar las veladas sisquellanas con la visión de la serie Roma (2005).
A mí me hubiera gustado tener como tío a Julio César, la verdad. Otro gallo cantaría. Y otras ocas capitolinas nos alertarían de los peligros en ciernes. De la misma manera, los auspicios etruscos nos ilustrarían con los vuelos de palomas sobre cómo hacer que una decisión más o menos favorable...otros tiempos, las mismas ambiciones. El buenismo nunca fue la opción correcta. Ave César.

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