lunes, 4 de agosto de 2014

¡SALVADOS!

La situación empieza a ser desesperada, la carencia de alimentos nos hace racionar la cena y el desayuno, así que al día siguiente al amanecer iniciamos el descenso a Sort. La situación se agrava debido a que carecemos de dinero en efectivo y en la tienda del pueblo no admiten tarjetas de crédito. Recorremos 20 kilómetros bajo un cielo amenazador que materializa su negrura en forma de lluvia y truenos. La tormenta se desata a poco de llegar a Sort. Añádase que es el día mayor de la fiesta local por lo cual todas las tiendas están cerradas. Nos salva la pericia y perseverancia de Mikel que trae provisiones en forma de bocadillos y patatas fritas de un bar abierto. ¡Salvados!

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