miércoles, 8 de octubre de 2014

EXCALIBUR Y OTRAS ESPADAS

Bien. Pongamos que uno se levanta de buena mañana. Un poco de fiebre, apenas unas décimas aún. Ligera descomposición gástrica. ¿Qué hacer?
Porque ese alguien resulta que hace un tiempo tuvo una experiencia religiosa: asistió con rabia extrema a un diagnóstico erróneo de una mielitis transversa, grave enfermedad neurológica, confundida con...una faringitis primero, vértigos en segundo lugar. La insistencia en acudir a urgencias fue tildada de...casi paranoide.
Imaginamos que esta persona, por cualquier motivo, o por varios, está exaltada con la sociedad. Y decide dar un paseo por un lugar habitado. Se va a un bar, tose un poco, se toma un café rebañando bien la taza con la cucharilla previamente bien chupada, se sube al metro y se dedica a ir tocando barras, y se lo piensa, porque tiene animales de compañía e incluso un marido. ¿Matarán al marido y pondrán en cuarentena al perro por si son reservorios del virus? ¿Qué virus será, citomegalovirus, Epstein-Barr...ébola? Vaya, parece que la fiebre ha subido y empieza a desvariar, a pensar en tonterías...
Por supuesto, es delito ir expandiendo virus a sabiendas. Que no le pase nada al enfermo internado en EEUU, al que ya le ronda la espada de Damocles de que no rellenó bien el cuestionario de entrada al bendito país y ocultó que había colaborado en el transporte de una persona enferma en Liberia. La cagaste hermano...
Total...no hace falta ir a urgencias...será una gripe y te mandarán a casa después de esperar durante horas en el Clínico o en el Vall d´Hebrón o en Sant Pau en una sala atestada de enfermos...¿no?

2 comentarios:

Juli Gan at work dijo...

Me encannnta el plan. Mi hermano es D.U.E. y enchufa gente en la diálisis en uno de esos hospitales de referencia para casos de ébola que hay en el Estado, curiosamente, en el mismo hospital donde pasaba sus últimas horas nuestro padre (D.E.P.)Me contó, mientras nos tomábamos un café de máquina en los sótanos, 15 céntimos más barato que en la máquina de planta, que a ellos, personal sanitario, les habían pasado un tocho de protocolo, tamaño best seller de Ken Follet, donde se explicaba que hasta la señora de la limpieza, en caso de pasar delante de la puerta de un positivo de ébola, se tenía que quedar aislada en cuarentena. ¿Y entonces, qué cojones hacen en Madrid, pasárselo por el culo virulento?

Robin dijo...

Exactamente. Eso es lo que hacen. Así que criterio propio.