jueves, 5 de febrero de 2015

CABRAS Y NIEVE


A las cabras no les gusta mucho la nieve. A duras penas podemos convencerlas para que salgan del corral; ven el manto blanco y se lo piensan muy mucho. Una vez fuera, se quedan mirando la vegetación y deciden ramonear los arbustillos: no queda otra. Tiritan los pequeñines, que ya comen hierba como sus papás. Así que volvemos rápido al corral y al abrigo de las paredes y la paja. En invierno es indispensable proveerse de este material tanto para usarlo en la cama como para complemento alimenticio. Hay que enriquecer su dieta con cereal en grano, que aporta más calorías en estos tiempos tan fríos de noches bajo cero.

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