sábado, 28 de febrero de 2015

EL CASTILLO (DURMIENTE) DE MÓRA D'EBRE

Cuesta de ver, porque aunque está en un altozano, las construcciones que lo rodean lo eclipsan. Pero si uno va subiendo una cuesta bordeando el cauce del río llega a la cima del oterillo, y allí está, el castillo de Móra. Amalgama de épocas y usos diferentes, nos obsequia no obstante con una imagen de dignidad basada en sólidos fundamentos. Es, como siempre, lástima que la sureña dejadez, producida bien por carestía, bien por escasa tendencia a la laboriosidad, lo tenga sumido en un letargo del que parece sacarlo la reivindicativa senyera. Menos política y más efectividad.

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