
Otra cosa que es una caquita es el final de las líneas de riego: las mangueras se doblan y se aseguran con unas anillas que se llaman muy graciosamente calamares. Pues bien, conviene a menudo abrir el final y dejar que el agua arrastre toda la tierra del interior: porque con filtro y todo...¡¡¡al rico chocolate¡¡¡ Y esta tierra obtura los taponcillos o
pitorros de los agujeros de riego.
Imagináos el trabajo que da hacer esto en fincas de varias hectáreas, con muchas hileras de líneas de riego...
Yuyu.
¡que trabajo tan duro!
ResponderEliminarCien veces mejor que trabajar en cualquier fábrica o empresa de Urbanilandia, desde luego, tal como va el patio.
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