Están las tertulias de la radio que hechan humo con la jubilación a los 67, y el aumento de los años de cotización y de cómputo para acceder a una pensión. Si hacen que la gente se jubile más tarde, ¿qué será de la juventud, que ya ahora no encuentran un puesto de trabajo?
Yo, de la juventud, me lo montaba de otra manera. Joa, nuestro ibicenco de referencia, nos explicó la tradición germana del auf der walz, antigua pero en plena vigencia en la actualidad. Se trata de que, cuando se acaban los estudios, uno se lanza durante unos años a caminar por esos mundos de Dios, a buscarse la vida, a aprender y a adquirir experiencia. Al cabo de cierto tiempo, esta formación heterodoxa se da por finalizada, y los caminantes ya pueden ejercer su profesión.
¿Os imagináis la juventud de este país, movilizada, buscando alegremente su vida, caminando de aquí allá, llevando consigo la felicidad y la frescura de su fuerza? Y llamando a las puertas de las casas, sería como una oleada fresca de vida.
En este país, por eso, se tendrían que vencer algunos impedimentos ancestrales: el primero, la tendencia a la comodidad hogareña de los nativos celtíberos, que tendemos al panching ya desde nuestra tierna infancia, sino, mirad la tasa de sobrepeso infantil en España; y en segundo lugar, la tendencia absorbente de la familia, sobre todo de las madres, que con sendos lagrimones en los ojos dirían aquello de chiquilla, pero donde vas a estar mejor que en casa...
Y además, ¡anda que no se pondrían nerviosos los gobiernos, teniendo gente libre y a su ser por el mundo, ellos que quieren gentes en las aulas (jaulas) para saber en todo momento lo que haces o dejas de hacer...¡ Y a ser posible, con evaluaciones continuas y cursillos varios, que la gente sienta el peso del poder sobre los lomos cerebrales...
Venga, animarse y ¡a caminar! Hay otros caminos iniciáticos aparte del de Santiago...
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