Ya me he cansado. Llevo una hora persiguiendo a Peque para ponerle un gorrito de Papá Noel y hacerle una foto, y al final del día hacer una felicitación navideña a los lectores del blog. Pero no hay manera; lo único que he conseguido es correr, primero detrás de él, pero luego delante, porque el tío se ha rebotado y ha empezado a darme topazos con ese cabezón tan duro que tiene. El gorrito he tenido que utilizarlo a modo de capote torero, pero a diferencia de los toros, que dicen que embisten con los ojos cerrados una vez han iniciado el ataque, este tío va con los ojos abiertos, y sigue el gorrito y a la que lo lleva. Y como corre más que yo, hemos acabado a la greña. Encima emite sonidos amenazadores, así como un GREFFGFTF, que dan un poco de miedo...
Las hembras, que ya me han visto las intenciones, no me dejan ni acercarme con el dichoso gorrito. Huyen vilmente.
Ya veremos en qué acaba la felicitación navideña a los lectores. Igual con una pierna escayolada...
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