Esta deliciosa planta es la bocha,
Dorycnium gracile. Es una papilonácea de minúsculas flores blancas y color glauco. Es de una elegancia señorial. Aquí está, en medio de unas piedras que la enmarcan; ésta es pequeña, pero las hay de casi medio metro de altura. Son arbustillos que en invierno quedan desangelados, apagados; pero en la primavera, brotan como el ave Fénix de sus cenizas, y se regeneran una vez más, año tras año. La verdad es que parece un ramo de novia: si Robin d´Ebre se casara alguna vez (hecho harto improbable), llevaría en la mano izquierda el arco y las flechas, y en la derecha, un ramito de bochas...
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