Pues sí, para nuestra desazón, a la
Zerynthia rumina, la mariposa deseada, no se le ve el pelo, o mejor dicho, las alas. Aunque quizás aún sea pronto para desesperar, porque están apareciendo toda una variedad de deliciosos lepidópteros que nos sobrevuelan con agrado. Lo que pasa que las plantas de
Aristolochia pistolochia están ya un poquito degeneradas, así como carentes del frescor primaveral, y no sé yo si les gustarán ya a las mariposillas caprichosas que se nutren de ellas. En fin, seguiremos observando a las fugaces chupadoras de florecillas, a ver si las vemos...
Aquí, al Bages (Barcelona), la papallona ja no vola. Ara es troben les larves sobre la planta nutrícia.
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