A causa del trasiego por su corral de nuestras amigas cabrunas, sus caquitas y las del clan gallináceo quedan reducidas a un polvillo con un aspecto realmente fabuloso: se rastrilla, se recoge en la carretilla y se aporta alrededor de los olivos. Da gusto hacer esta labor: por eso a veces nos vamos diciendo ¡no, yo, que lo quiero hacer yo! Lo hacemos los dos...una buena excusa para estar más rato juntos...
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