Estéril será, pero sus espiguillas han servido -no sé si aún lo harán los niños y niñas, y jovencillos- para determinar mediante leyes azarosas cuántos novios o novias tenía uno. Se cogía el tallo, se recorría en sentido ascendente con los dedos, y se atrapaba el puñado de espiguillas, tirándolo sobre la ropa del que quería saber si era objeto de amores...tantas espigas se quedaban enganchadas, tantos amantes secretos...
Avena sterilis. Pero cachonda.
Uis! habia olvidado ese juego!!!Gracias por recordarmelo....que tiempos!!!
ResponderEliminarYo lo sigo haciendo: se las tiro al Josep, y se le enganchan varias y yo me enfado; luego me los tiro yo, y él se pone tenso...¿quien será, quien será el novio secreto? jajajajajaaaa¡¡¡¡¡
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