Ir al huerto es una delicia. Yo voy cada día, y nunca se vuelve con las manos vacías. A mi maridín le encanta coger tomates. Él gusta de comerlos bastante verdes, así que dejo en sus manos la recogida de los que considera más apetitosos. Hasta besos les da y todo. La verdad es que estos tiempos veraniegos, con agua para regar, son una delicia. Tal vez sea esta la causa de que este año esté más contenta: el huerto funciona...me he dado cuenta de que soy huertana hasta la médula: paso horas y horas mirando las plantas...y no penséis que como mucho, más bien disfruto viendo cómo come él...
Es hermoso todo.
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