Para restablecer al noble vasco de sus agonías, nada mejor que un buen conejo a fuego lento con patatas y setitas de corazón (champiñones en roman paladino), todo frito en aceite sisquellano y posteriormente estofado sobre la estufa de leña. Si la faringitis galopante le permite tragar (succionar sí puede) a buen seguro acelerará su recuperación después del
medicamentazo que lleva encima.
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