Contra todo pronóstico, la alfalfa crece esplendorosa. Seguramente influye el hecho de que la hemos plantado a la sombra de los pinos -como quiere la afamada tonadilla- y tardan más los ínclitos rigores solares en achicharrarla. Eso sí: se inicia el ataque de la inmortal cuscuta. Nada es perfecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario