Olvidada. La iglesia de San Juan, a los pies del castillo de Monzón. Pervive empecinada su planta, orientada convenientemente. Al frente, el cerro de Santa Quiteria, con extrañas cárcavas sospechosas de llevarnos a fondos ocultos. La fuente del Saso se anuncia, líquida y amable presencia entre roca. Casi nada se sabe de este templo: es un enigma.
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