Al viento, si le damos juguetes, juega, y al moverlos da más sensación de frescor. Hasta que le dé por hacer una de esas ventoleras legendarias y se lleve los juguetitos a tomar
idem. No importa: haremos más. De momento, estos resisten, adornados con cuerdecitas, trozos de tela y búhos diversos, todo reciclado.
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