En la Antigüedad se daba una enorme importancia a la lactancia materna, de manera que se procuraba alargarla lo máximo posible. Cuando llegaba el momento del destete, se usaban dos alimentos: la leche de cabra (no la de vaca, con la que se fabricaban exclusivamente quesos) y el aceite de oliva. Con el aceite se mojaba la miga de pan y se daba a comer a la criatura. Qué grato era el paso a la alimentación adulta...
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