Empieza la época de las naranjas. Y si se quiere echar una mano a los agricultores a los que pagan un miserable céntimo por kilo, lo ideal es adquirir naranjas de cuneta: sí, de esas que se venden de
estrankis directamente del payés al comprador. A tí te salen más baratas y a la payesa la haces feliz. ¿Hay acaso acción más loable y satisfactoria?
No hay comentarios:
Publicar un comentario