En Mesopotamia, los perros tuvieron una función primordial en diferentes aspectos de la vida. Ya en enterramientos muy antiguos se han hallado perros enterrados junto a humanos. La estatuaria es rica: en este caso, se trata de una figurilla votiva de un perro tipo moloso realizada en esteatita y encontrada en Ningirsu. Es una ofrenda de un médico de la ciudad de Lagash a la diosa Nisina, a favor de Sumu-ilum, rey de Larsa (1894-1865 a. de C.)
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