Brillan bajo el sol primaveral ya achicharrante los élitros de
Omophlus lepturoides, el Tenebriónido anaranjado. Dicen que es plaga para los olivos si procrean en demasía: haremos como que no lo hemos leído. Además, no es el caso: en un olivar en cultivo natural, la biodiversidad ataja proliferaciones insidiosas.
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