Es un mérito que construcciones tan antiguas como los aljubs se mantengan en tan buenas condiciones teniendo en cuenta que están hechos en piedra seca. Este está en el camino de Cabacés y está lleno de agua a pesar de que la sequía es ya preocupante. La cúpula se mantiene indemne, y eso que es de un diámetro considerable.
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