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viernes, 20 de noviembre de 2020

LA SIRENA SERENA


Hace un tiempo expliqué la leyenda de la Serena, esa criatura con aspecto de mujer de cobriza cabellera pero dotada de pico, alas y garras, que volaba en las noches de la Terra Alta y aledaños emitiendo sonidos que encantaban. Pues bien; he sabido que en la antigüedad, las marinas sirenas eran consideradas de esta guisa: seres alados y con patas pajariles. Así pueden verse representadas en las cerámicas griegas que narran la historia de Ulises y las sirenas cantarinas. Y de sirena a Serena va un pelillo de la mar.

Fue en la Edad Media - época en la que iban todos más quemados que el palo de un churrero a causa de las católicas restricciones sobre la sexualidad - cuando se les dió a las sirenas la imagen de señoras con tetas y cola de pez. Así se podía dibujar algo sustancioso con la excusa de que era griego, homérico y por lo tanto, raíz y basamento de la sabiduría occidental.

Pero ahora sabemos que nuestra Serena es muy antigua, mucho, y que su leyenda nace de un tiempo muy lejano, cuando las culturas eran jóvenes y con el sentido de lo inmediato, lo útil, pero también de lo extraño, de lo enigmático...acaso de lo que una vez fue real.

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