La tía Cinta de la Punxona era una payesa del pueblo de La Galera (en la comarca del Montsià) que curaba con las manos. Había aprendido de su madre a hacer masajes y friegas. No cobraba: lo hacía para ayudar a los vecinos y personas que pudieran acudir a ella. Su especialidad era reparar torceduras, esguinces, contusiones y tendinitis a base de dar masajes con alcohol y vendando luego los miembros dañados. En agradecimiento, los pacientes le regalaban presentes como frutas y verduras de sus huertos.
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