Hace unos meses me salió un abceso muy incómodo. Me puse unas cataplasmas de cebolla hervida y conseguí que saliera el pus. Ahora comparto esta otra que usaré si se repite el caso.
En un recipiente que no sea de aluminio se ponen 2 cucharaditas de sal y el agua justa para que se disuelva. Poner al fuego y remover con una cuchara de madera. Se añade polvo de arcilla hasta conseguir la consistencia de un ungüento. Se extiende esta pasta sobre una tela y bien caliente se aplica sobre el abceso por la mañana y se retira al atardecer; se cambia por otra cataplasma que se deja toda la noche. Cuando salga el pus, aplicar cataplasmas frías sólo de arcilla. Alguna noche poner una de sal y arcilla hasta que el abceso se vacíe.
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