Se acelera la muerte de pinos de una manera que, la verdad, da mucho miedo. Nunca había visto nada igual.
Ya veo cuatro cuando me asomo por la ventana de delante, y dos cuando miro por la lateral. Todos los que han crecido al borde de los caminos están ya casi secos. Y los que siguen la línea de los cerros ya ni acículas vivas tienen: están grises. El desastre es de órdago.
Es la transición de un bosque mediterráneo muy degradado a una estepa árida en la que sólo van a sobrevivir los reptiles.
Ya en septiembre la subida de la temperatura media a nivel mundial nos ha asustado a los científicos y poco ha faltado para que nos diera un pasmo.
Pues esperad la anomalía de octubre...de pasmo total.
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