Y no tendrás que regar y ellos te ofrecerán, del violeta al blanco, toda la gama de las longitudes de onda del azul. Y tus vecinos sospecharán de ti y mirarán entre la celosía del jardín si te saltas la prohibición de regar, y tú extenderás tus manos luminosas y dirán: no hay culpa en él, pues hace milagros.
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