No todo va a ser frugalidad, y más a estas edades en las que las orejas del lobo no es que estén cerca: es que las tienes encima. Así que nos homenajeamos por nuestros logros en el Celleret d'Horta. Esta vez hemos degustado una tabla de ibéricos, una cazuelita de Camembert con aderezos y un postre de corazón amoroso. Y a triscar monte.
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