
Esta mañana hemos ordeñado a Chivita. Hacía tres días que no lo hacíamos, porque se estaba quedando sin leche, a causa de su posible embarazo. Han salido unos 250 ml. Después de hervirla como siempre, me la quería tomar para desayunar, pero...
He notado un sabor diferente. La leche estaba muy espesa, con mucha grasa. Y el sabor era muy fuerte, y más salado de lo normal.
Yo, que soy un poco tiquis-miquis con los alimentos, no me la he bebido. A mi marido le ha parecido muy buena, eso sí, también ha notado el sabor más fuerte. Estaba muy espesa...
¿Quizás esté ya preparando los calostros? El calostro es la primera leche que maman los chivillos al nacer, y es una leche más concentrada, con alto contenido en vitaminas y anticuerpos, muy nutritiva. Es obligatorio que los recién nacidos cabra y oveja la beban, sino su supervivencia se ve seriamente afectada. Es muy difícil sacar adelante una cría que no bebe el calostro de la madre.
Si todo va según nuestras cuentas, los nacimientos deben ser para finales de diciembre. No sé si la cabra estará preparando ya los calostros o es simplemente leche más concentrada. Un indicio de que el parto se aproxima es que la ubre vuelve a llenarse de leche, sobre unos 15 días antes del nacimiento.
En la foto está Chivita, como siempre poniéndome nerviosa, porque ella y sus amigas se dedican a triscar por los lugares más difíciles y peligrosos, generalmente prefiriendo pasar al borde de los abismos.











El frío es un mal consejero. Después de pasarnos la mañana recogiendo aceitunas a 5 grados, a mi marido se le ha ocurrido la idea de hacerse una pipa de caña. Ha cogido una caña un poco gruesa, y la ha cortado dejando el espacio hueco entre dos nudos abierto por la parte superior. Luego ha acoplado una cañita más fina para hacer el tubo de aspirar. La verdad es que ha quedado muy bonita, pero...¿funcionará?



Hoy hemos decidido comprobar cómo está nuestra sidrina. Hemos retirado la capa superficial de microorganismos que han participado en la fermentación con un cucharón, y hemos pasado por el colador el contenido de la jarra. El líquido es un poco espeso, huele a manzana agradablemente. En el fondo de la jarra de barro ha quedado un poso de restos de manzana y microorganismos.














La verdad es que la tierra de esta zona del país me está empezando a plantear enigmas: ya por el color rojizo que tiene, a veces parece que seamos colonos en Marte. No me extrañaría nada ver pasar una sonda de la NASA recogiendo muestras con su palita por aquí. Y además, hay algo inquietante en la tierra...
















