Para desengrasar un poquito (nunca mejor dicho por lo de las obesidades de la entrada anterior), hoy os voy a ofrecer la visión de una maravillosa florecilla silvestre. Es bellísima, asimétrica y amarillísima. ¿Se puede ser amarillísima? Pues sí, porque hay amarillos apagados de mayonesa o apastelados de mantequilla, pero este amarillo es de sol. Es prima de las amapolas, una Papilonácea tenida por mala hierba. Crece en terruños descampados, campillos trigueros y bordes de senderillos. Se llama ballarida,
Hypecoum procumbens.
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