Nos vamos de Fira hacia la Terra Alta, en concreto a La Fatarella. El pueblo, hijo del templarismo y sus cartas de población, tiene, cómo no, bases en la morería y antes en poblamientos íberos.
El paisaje es netamente bajoaragonés, con ese color ceniza terroso acentuado por un cielo gris.
La villa es medieval en su corazón antiguo: arcos, portales, y algún detalle moderno que se permite la fantasía un poco
kitsch. Bueno, no pasa nada...
No hay comentarios:
Publicar un comentario