Seguro que alguien os ha regalado una ramita de muérdago esta Navidad. Además del uso ritual, otras utilidades más prácticas le dan en el Alto Aragón. Allí lo llaman visco o víscol. Lo primero es desechar los frutillos blancos, que son tóxicos a causa de su glucósido cardioactivo y neurotóxico; luego se cuece y se da como pienso a vacas, cerdos u ovejas, porque dicen que les da fuerzas y los sanea. Yo sí sé que las cabras se lo comen crudo con gusto.
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