Te equivocas del día de la Fira y vas a Caseres el sábado 5 de abril en vez de ir el 6 y te encuentras con que aún están montando las paradetas. Pero siempre hay un plan B.
Sabemos que en Caseres hay un castillo templario y una ermita peculiar. Pues a ello vamos.
La ruta es larga, 45 minutos de ida y otros tantos de vuelta, pero vamos a caminar. La sorpresa es que encontramos que Caseres forma parte de la Reserva de la Biosfera: el río Algars y sus paisajes de ribera son la causa. Encontramos una zona de baño, un azud, cañaverales llenos de aves...las marcas del cauce nos dicen que en otros tiempos el curso de agua era mucho más abundante, pero con el caudal actual está precioso.
Anochece y al fin vemos la silueta de las ruinas del castillo templario en la cima de una colina y la ermita más abajo. Pero no se puede acceder: la ermita forma parte de una finca privada. Está dedicada a Santa Anna. No hay culto.
Dicen quienes han entrado que hay una imagen de María Magdalena y algunos han realizado ceremonias curiosas en el recinto. Antaño esto era un pueblo, Almudèfer o Mudèfer. Ahora hay una granja de cerdos, edificios en ruinas y algunas casas dispersas.
Regresamos. Llegamos al pueblo ya de noche. Pero ha sido una buena aventura.