martes, 3 de septiembre de 2013

OPERACION SOBRARBE 2013: MARQUESES DE CAJOL

En este país, si se quiere hacer algo bien, hay que ir a la Guardia Civil. 
Que de buena mañana un atractivo agente vestido de uniforme te reciba cuadrándose y llamándote señora es algo que sube la moral, y mucho.
-Buenos días, amable agente.
-Buenos días, señora. ¿Qué desea?
-(((si yo te lo dijera))) Pues que buscamos la pista para ascender a Cájol, pueblo cuna de la estirpe de mi insigne esposo, que por cierto no ha venido y se va a librar de una buena, me lo veo venir...
-Después del puente, la pista forestal a la izquierda. ¿Qué vehículo llevan?
-Aquella furgoneta, conocida en el mundillo de las camperizaciones como La Martona.
-Pelín difícil lo veo. Pero cosas más arriesgadas he visto llegar a buen fin.
-Muchas gracias agente.

Se inica la ascensión. El aguerrido conductor no vacila: y las piedras van dando toques a los bajos de La Martona. Pero nada le detiene.
-Oye, que si acaso que no hace falta subir más...
Pero él p'arriba. 
Después de un buen rato de ir dando tumbos infernales, un golpe en el cárter hace que pensemos que La Martona ha cumplido con creces su función. Y decidimos seguir caminando.
Pasado un rato y unos cuantos carteles de señalización en los cuales NO se nombra a Cájol, nos acordamos de los antepasados de mi maridín con un cariño especial.
-Cag'en....aquí tenían que vivir la host...
Y seguimos ascendiendo...
Y seguimos...
Y seguimos...
-Oye que si acaso...
Y aquí la frase definitiva, célebre ya en los anales de la Historia Sisquellana, pronunciada por el marqués de Triscal:
-Si supiera que está a 5 kilómetros vale, lo dejaríamos, pero si está a la vuelta de la esquina me jodería mucho.
Y seguimos...
Y LLEGAMOS.


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