lunes, 17 de junio de 2024

NAVEGANDO ENTRE ARRECIFES

 Lanzo un aviso a los navegantes que entren en el sexto decenio de la vida. Es un paso estrecho en el que hay que sujetar fuerte el timón o corres el peligro de estrellarte contra los afiliados arrecifes. 

En mi caso, es el momento en que te das cuenta de que la vida se deshace cual azucarillo. Enferman familiares, y no de cualquier cosa, sino de lo más grave dentro de lo posible. Te das cuenta de que las probabilidades de enfermar siguen aquella gráfica de la distribución de Poisson: a más tiempo, mayor probabilidad de padecer cualquier historia. 

Se me ha quedado anclado el sentimiento de soledad extrema desde que mi maridín sufrió el accidente laboral y nadie vino a vernos. Se me ha hecho un nudo en el estómago, de miedo y de pena. Estamos lejos, pero no tanto. Más lejos se va la gente de viaje. Pero nosotros nos salimos del camino trillado y eso no gusta. Aunque estoy segura de que Verde y Cordial sí hubiera venido y Faust, si no hubiera estado tan enfermo. Pero ambos están muertos.

Me pesa todo. A ver si tengo suerte y me pasa como a Eckhard Tolle, que se fue a dormir una noche harto de sí mismo y de sufrir y despertó iluminado por un halo de beatitud absoluta. De momento no es el caso.

No hay comentarios: