Un arrocito con bacalao y samfaina es refrescante comida para una jornada de trabajo desherbando fincas. Especialmente, si el arrocillo nos lo han hecho, de manera que los sufridos trabajadores campestres que somos nos hemos encontrado la comidita ya hecha, como debería ser. El plato en la mesa, que venimos de trabajar.
La división del trabajo en tareas para machos y tareas para hembras no está del todo desacertada, ahora que pienso...pero...no.
Me aburriría yo mucho en casa haciendo cocinitas, limpiando el polvo y demás tareas casolanas.
Mejor los trabajos compartidos, sí señor. Todos al campo, todos cocinando. A los riscos a triscar.
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