Muchachitos de Sherwood, al iniciar estas aventuras agrarias llegábamos con la mente imbuída por lecturas que aseguraban que la poda es una labor angutiosa para el árbol y que debería ser abandonada cuanto antes. Esto es lo que promulgan ciertos sectores de agricultura alternativa.
Pues bien.
No es así.
Al menos en el caso del olivo. Y de los frutales en general.
Jamás, y digo jamás, he visto un árbol que necesite tanto de la presencia e intervención del ser humano como el olivo: ya lo comenté una vez; sin cuidados, los olivos languidecen hasta perecer...y es que el olivo es el resultado de una danza, de un baile, entre el árbol y el hombre...una hermosa danza en la cual han co-evolucionado lo vegetal y la racional tendencia a la supervivencia heterótrofa...
La danza ha dado como resultado que no tiene sentido uno sin otro: el árbol nos ama, y nosotros amamos al árbol...y sus frutos son su caricia, su dulce agradecimiento.
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