Hace ya tiempo dije que la medicina natural tenía sus limitaciones. Es eficaz en dolencias leves y como preventivo de determinadas afecciones, pero cuando el tema reviste gravedad, no sirve.
Tres años he estado tratándome la psoriasis de mi pie derecho sin resultado: ni el aceite de caléndula, ni el de hipérico, ni el de llantén consiguieron más allá de un alivio momentáneo; incluso algunos corticoides no actuaban ya. Hasta que mi gran amiga Candela de Nacer de la Tierra, en una larga conversación, me dio una posible solución: calcipotriol más betametasona. Una aplicación diaria durante 15 días. He esperado dos meses por si había recidivas, y no: al fin, después de tres años, mi pie se ha curado.
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