Arctia villica es una preciosa mariposa Árctida que usa una curiosa técnica para que los predadores la aborrezcan: se trata de hacerse ver. En la naturaleza, la combinación de colores amarillo y negro es la que más se distingue, por eso los taxistas de Barcelona, gente sabia (!), pintan sus coches de tal guisa: así los incautos clientes los detectan mejor entre la vorágine circulatoria de la Ciudad Condal. Pero los colores llevan un mensaje: peligro.
Avispas, abejas, bichos picantes lucen esta combinación cromática, porque todos sabemos que hay que alejarse de ellos y casi nadie les ataca. Nuestra Arctia se deja ver porque es venenosa: no
per se sino porque se alimenta de plantas malvadas; acumula los alcaloides tóxicos en su cuerpo y quien se la coma pagará las consecuencias.
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